viernes, 3 de octubre de 2008

Para qué sirve la Unesco

(nota publicada en el suplemento Enfoques del diario La Nación)

La declaración por parte de la Unesco de "patrimonios culturales" está lejos de garantizar la protección de ningún bien. El abandono de Villa Ocampo es un doloroso ejemplo de la ineficacia del organismo

La declaración por parte de la Unesco de "patrimonios culturales" está lejos de garantizar la protección de ningún bien. El abandono de Villa Ocampo es un doloroso ejemplo de la ineficacia del organismo

Cuando se habla de patrimonios culturales importantes --sobre todo inmuebles--, es recurrente la pregunta acerca de qué hace realmente la Unesco en lo que se refiere a salvaguardarlos. En la Argentina, el tema de Villa Ocampo se conecta con esta pregunta.

Unesco son las siglas del organismo de los Naciones Unidas para la educación, la ciencia y la cultura que recibe el aporte anual de todos los países miembros. Tiene sede en París y es posible que esto le dé la distancia necesaria para la idealización. Como todo megaorganismo y como siempre que la decisión de gastar está lejos de quien pone el dinero, gasta enormes cifras en resultados que no siempre son los esperados.

Cualesquiera hayan sido las esperanzas que la escritora Victoria Ocampo depositó en la Unesco al legarle sus casas --quizá más confiada por aquello de organismo internacional--, lo cierto es que los hechos distaron de ser los que esperaba ella. "Lo que no destruyó la desidia de 25 años de la Unesco lo destruyó el fuego", dice la escritora María Esther Vázquez refiriéndose a Villa Ocampo.

Muchos de los conflictos que se tienen con el organismo surgen precisamente porque la opinión pública cree que la Unesco es un banco y debe proveer los recursos necesarios, aclaró el asistente del director general Mounir Bouchenaki. Sin embargo, no son los únicos problemas que afectan al organismo. A la Unesco, por causas propias y ajenas, le llegó al menos el mismo descrédito de inoperancia en que cayeron las Naciones Unidas. Hubo, además, un tiempo prolongado en que los Estados Unidos quitaron su apoyo financiero. Y allí están las irregularidades en lo que respecta a la Argentina, aquéllas puestas al descubierto por las fundaciones relacionadas con Victoria Ocampo.

Además de sus funcionarios, la Unesco tiene la figura de "embajador de buena voluntad", nominación que se le concede a personalidades que, por su propia cuenta, pueden concitar apoyo, como Pierre Cardin, Carolina de Mónaco o, entre nosotros, Julio Werthein. La actriz Catherine Deneuve acaba de renunciar en estos días a esa nominación a causa del nombramiento de Pierre Falcone, hoy bajo la lupa por tráfico de influencias y tráfico ilegal de armas.

Entre luces y sombras, no hay dudas de que la Unesco tuvo éxitos considerables en su función de rescatar patrimonios culturales, tales como salvar a Abu Simbel (Nubia, 1200 a. C.) o restaurar Borobodur (templo budista de Java, s. VIII a. C.), empresas que no fueron fáciles ni económicas (solamente salvaguardar Medina en Fez costó mil millones de dólares). Por el contrario, de nada sirvió su amparo en el caso de Dubrovnik, aunque fue éste uno de los primeros sitios del planeta en ser nombrado patrimonio (1979). Dubrovnik fue tan prolijamente bombardeado como Sarajevo, Bagdad y tantísimos otros. El organismo no prevé resguardos para los conflictos armados o cataclismos naturales.

Se suele decir con orgullo que un lugar fue declarado por la Unesco patrimonio de la humanidad. El organismo lo hace con propiedades culturales y naturales y el número de ellos no es alto: hay apenas más de 754 (582 culturales, 149 naturales y 23 mixtos) en 129 países miembros.

El criterio de "Patrimonio..." evolucionó y ya no se trata solamente de templos, galerías de arte y ciudades antiguas de Europa y la cristiandad. Hoy la preservación incluye a campos de concentración como Auschwitz (declarado en 1979) y el Gembaku Dome de Hiroshima (1996).

Y últimamente se agregó el concepto de "intangible", que incluye lenguas tradicionales, artesanías, danzas, modas y prácticas médicas. Así, allí están el tradicional teatro de calle japonés, el carnaval de Barranquilla de Colombia y el ruidoso devenir de la plaza Djemaa el-Fna de Marrakesh. La Argentina tiene ocho sitios declarados como "Patrimonio"...

Para que un sitio sea nombrado patrimonio debe ser excepcional y tener lo que ellos llaman "valores excepcionales". Además, se exige de los gobiernos involucrados el compromiso de hacerse cargo; de manera que en realidad el nombramiento de un patrimonio implica también una obligación para los estados o gobiernos que lo solicitan. La Unesco sólo da una etiqueta, "una marca", como ellos mismos dicen. Se nombra patrimonio si previamente el estado que lo pide ha tomado medidas financieras y jurídicas para asegurar esa preservación. La propuesta es analizada por un comité intergubernamental, que es la convención del patrimonio mundial, con 21 representantes. Cuando se menciona el interés de algunos en que Villa Ocampo sea nombrada como patrimonio, dicen que difícilmente se pueda considerar que tiene "valores excepcionales": "Es más bien una casa representativa de una clase de entonces", dicen.

Quizá las duras experiencias pasadas con este lugar de memoria --"y también porque cambió la administración y ahora podemos mirar al futuro", según advierte María Esther Vázquez-- llevaron a este momento, "un momento nuevo e inédito" según monseñor Eugenio Guasta, de la Fundación Sur. Se refiere al nombramiento de Nicolás Helft como administrador de la Unesco para Villa Ocampo, que produjo en Vázquez "una expectativa alentada".

"Es muy positiva esta designación", acordó Guasta --quien vivió la casa desde adentro-- "en primer lugar porque se lo eligió por los proyectos que iba a llevar a cabo". (Helft ganó la postulación por concurso sobre otros 83 oponentes). "Creo que finalmente va a aunar a la comunidad intelectual". Hay que preservar la casa, pero con el espíritu de Victoria, que era de lo mas dinámico. Hasta sus últimos días ella introdujo cambios y mejoras, como una biblioteca donde no la había. Restaurar la casa no es convertirla en un mausoleo sino en algo vivo, y muy vivo, como lo fue ella. Sé que no es fácil porque ella exigía calidad para todo. Admitimos pequeñas modificaciones funcionales que no modifiquen el patrimonio y se adecuen al momento y al plan cultural. Queremos que quien venga a dar un curso para enriquecernos en lo intelectual pueda tener un lugar adecuado". La fundación a la que pertenece Vázquez llegó a un arreglo según el cual entregará el inventario de Villa Ocampo a los administradores de la Unesco a cambio de ser veedora de lo que allí suceda.

Hay un cruce muy importante entre cultura y negocio. No hay una valuación de los bienes culturales privados ni de cuánto dinero ponen en movimiento. Pero, desde la obra de arte más exquisita hasta los productos masivos, pasando por la piratería y el tráfico ilegal, los recursos puestos en marcha son formidables, advirtió el especialista Patricio Lóizaga. (Según los informes de la Unesco y de Interpol, el tráfico ilegal de bienes culturales es la actividad marginal más importante del mundo después del narcotráfico, dice Lóizaga). El impacto en la economía mundial puede ser tan importante como el del petróleo".

Por su parte, el turismo es una de las industrias más prósperas del mundo, así como el de los bienes culturales asociados al turismo; es la industria de este entresiglo. Cuando el marketing del turismo asoció la dimensión cultural se llegó a una zona delicada en la relación entre difusión y masificación, preservación, consumo, curiosidad y apreciación. De allí el reclamo tanto de mayor transparencia como de leyes de patrimonio cultural, que no existen aún en la Argentina.

Si bien es cierto que preservar la memoria tiene una finalidad que está tan alejada del negocio como de la mera curiosidad, ya que debe servir como testimonio inspirador, no es fácil en todos los casos saber cuál será la mejor manera de preservarlo en ese espíritu. "El patrimonio se cuida haciéndolo más visible --dijo Alvaro Fernández Bravo, especializado en patrimonios culturales--. Tenemos buenas experiencias de lo que sucede cuando el capital privado se abre a la ciudadanía; como ejemplo está el Malba. La gente responde y esto contrasta muy fuerte con otras instituciones. En la Argentina la información es secreta y restringida, hay un trasfondo autoritario en esto. Pensemos que, ya en 1860, Juan María Gutiérrez se quejó del acceso restringido a los bienes culturales. Los robos mismos hablan de una avidez, son un síntoma de una particular vocación por el secreto."

"Los libros existen si los leen", afirmó. Son consideraciones de peso en un país en que el gasto anual en libros por habitante (año 2001) fue de 18 pesos y donde el 0,19 de los gastos del presupuesto nacional va a Cultura. Dentro de esa cifra, el 6% se adjudica a Biblioteca Nacional, el 4% a Artes, el 42% a Secretaría y 40% a Cinematografía (números de Indicadores culturales, editado por la Universidad Nacional de Tres de Febrero).

Frente a esto hay en la Argentina 1043 fundaciones dedicadas a la cultura que están empeñadas en desmentir aquello que dicen en el organismo internacional: "Los argentinos quieren que de afuera se los obligue a lo que ellos mismos pueden hacer".

Carmen Verlichak - Vrljicak
www.carmenverlichak.com.ar

Copyright S. A. LA NACION 2004. Todos los derechos reservados.

No hay comentarios: