miércoles, 19 de noviembre de 2008

Tito y las trampas del recuerdo

Zagreb.- Las tormentas del siglo XX -siglo arrasado ya por los vientos del XIX– trajeron, y luego llevaron, ese aglomerado de países que se llamó Yugoslavia, al frente del cual, desde 1945 estuvo Josip Broz Tito.

Durante 35 años, esto es, hasta su muerte ocurrida en 1980, la mano de hierro de Tito se hizo sentir a pleno, tanto en lo político como en lo económico. Tito fue en la región el adalid del comunismo, de la igualdad y de una sociedad sin clases ni privilegios. Fue una igualdad por la que Tito eliminó por los métodos más crueles a unos 500 mil opositores, es decir, al 10 por ciento de la población de Croacia.
No obstante, este año 2007, miles de nostálgicos vivaron como hipnotizados a Tito en su ciudad natal, Kumrovec. Es obvio que al hacerlo no tuvieron en cuenta la tragedia de Bleiburg (entre 200 y 300 mil soldados y civiles asesinados por las tropas de Tito), tampoco al vergonzoso Goli Otok, la versión adriática del archipiélago GULAG.
¿Qué habrán recordado?
Ciertamente no el que, como estado igualitario que fue, los propietarios de departamentos fueron echados de ellos y sus muebles confiscados. Y sin embargo no les suena a burla el inventario que circula desde hace poco de los bienes “personales” que dejó Tito al morir. Parte del listado enumera: 63 diamantes, 57 broches (de oro, plata, brillantes, perlas o diamantes, como todo lo que sigue) 68 pulseras de brillantes, 106 collares, 14 pitilleras, 176 cajas de diversas alhajas, 59 trabas de corbata,10 cadenas y 13 relojes de mujer; entre los innúmeros muebles hay una lámpara de marfil; 231 piezas folkloricas; 34 pendientes, 22 anillos de mujer, 48 prendedores; 11 relojes de pie (uno de ellos totalmente de oro), 37 carteras de mujer (una de oro y plata, cinco de cocodrilo, cinco de víbora) y 130 distintivos… y sigue el listado hasta terminar con un carrito de servicio totalmente de oro!

Hubo toda una generación de argentinos que aseguró que Tito vivió en la Argentina allá por el final de la década del 20. Según esta versión estuvo fuertemente relacionado a los anarquistas y socialistas del momento, de manera que el camarada habria sido consecuente al imponer en Yugoslavia el trabajo y la igualdad. Pero no lo fue tanto, más bien suena a gestos de emperador africano eso de tener en su casa 833 metros de material para confeccionar vestidos - 111 metros de distintas sedas, 150 de diversos casimires, 8,09 metros de piel de lagarto, 19 metros de cabritilla, 52 de piel de víbora, 9 de cocodrilo, 15 de piel de ciervo y 90 piezas de pieles de diversos animales. Todo esto quedó en manos de su esposa, Jovanka, que hoy vive en Belgrado. Las malas lenguas dicen que mientras con una mano enjugó sus lágrimas de viuda con la otra firmó el recibido conforme del inventario. También se dice que a ella le encantaba parecerse a Evita Perón o al menos que mencionaran sus rasgos comunes.
El de Tito fue un estado de trabajo, todos eran iguales, eso decía el camarada y precisamente se ocupaba de ello. Fue por ello que tantísimos opositores fueron arrojados a las fosas naturales al igual que muchos murieron en la Primavera croata, en los lejanos 70.
Es posible que estos nostálgicos versión 2007 no sepan o no les importe ni eso ni el accionar de la UDBA, la temible policía secreta de Tito que mató a unos 70 exiliados en todo occidente durante la guerra fría, acciones por los que nadie pagará. Pero sí sabían -les pasó a ellos o a sus padres- de las requisas que sufrieron los campesinos de tierra, ganado y cosechas.
Entonces, ¿por qué lo vivan?
Sabemos ya desde Platón de las vericuetos de la memoria y el recuerdo, pero estos, los que hoy tienen 50 años ya eran gente de trabajo en los 80 ¿no se acuerdan de que mientras todos se desgañitaban por un dinar (un peso de entonces), la camarada Jovanka acumuló, como reza el inventario "un Rolls Royce, dos Cadillac, un Lincoln y un AMI 6, entre otros autos”?
Y conservó la colección de armas, la colección pictórica, la de estampillas y las bibliotecas repartidas entre sus siete residencias. Y hay tanto más! Pero es evidente que los psicoanalistas
tienen razón al decir que toda realidad admite su propio recorte.

DERECHOS DE AUTOR
Como todo estadista que se precie, Tito fue escritor. Escribió sobre sus ideas y sus luchas, en fin, sobre el pasado y el futuro de la humanidad; esta humanidad que debía enterarse de ello y seguirlo. Sin embargo, nunca se le ocurrió que sus derechos de autor -veinte mil millones de kunas, unos tres mil millones de dólares– podrían servir para parte el progreso de la humanidad. Se las quedó él mismo y eso fue parte del inventario que recibió Jovanka.
No están prohibidas, naturalmente, las añoranzas de lo que sea. Pero un recuerdo somero y vago debe haber quedado de que en los 80 los ahora nostálgicos no tenían ni café ni detergente, ni nafta ni estaba asegurada la electricidad todos lo días. Mientras tanto, el matrimonio Broz gozaba de una flotilla propia de embarcaciones de diverso calado, caballos y carros, viñas y frutales dispersos por todo el territorio así como bodegas atiborradas de vino, etcétera, etcétera.
Da la impresión una vez más que es inquebrantable aquello que dijo Goethe “La multitud no envejece ni adquiere sabiduría, siempre permanece en la infancia”.

Carmen Verlichak