lunes, 18 de diciembre de 2017

UN SIGLO DE VIDA.
 Marija Bulić Marčinko muriò en un amanecer de agosto, en este año 2017. Habìa nacido en Omiš y vivido su infancia en distintos lugares de Dalmacia. 
Marija fue esa dálmata inquebrantable que conservò siempre la alegría de vivir, el recuerdo del mar, la sonrisa y el encanto de hablar de las cosas buenas; una notable cualidad para quien ha vivido incontables dolores.

Como amigos de mi madre,  conocì a Marija y a su marido Mato en el departamento que habitaban en la calle Šubićeva; allì me invitaron varias veces.  Sabiendo yo parte de su historia, durante los silencios  miraba el departamento no tan grande y me los imaginaba con la pareja de espìas que durante largúìsimos años usurparon su vida y su intimidad; el gobierno de Tito los instalò allì a que vivieron con ellos. Esos spjuni... era horrible, estaban encima nuestro todo el día, en la cocina y en el baño..., mencionò Marìja una vez. Asì fue durante cuarenta años!

 Antes de esto habìa sucedido Bleiburg; hacia allì Marija habìa marchado con su primer marido y su hermano menor. En algùn momento, en medio del caos, Marija quedò separada de los suyos. Nunca màs los irìa a ver porque ellos yacen en alguna de las innumerables fosas de Eslovenia. Y ella siguiò el via crucis croata, o marchas de la muerte. Por fin pudo volver a Zagreb a escondidas. Y desde entonces fue perseguida siempre por la policìa. Con el tiempo supo que se salvò porque la policìa apuntò a otra Marija, creyendo que era ella.  Mato, el segundo marido habia sobrevivido a Bleiburg y tambièn habia sobrevivido al via crucis croata.
Luego habìan venido los tres años y medio de càrcel para ella y un año para èl.
 Yo iba a verlos en homenaje a tanto sufrimiento porque se alegraban con la visita; mencionar de tanto en tanto parte de su tragedia les traìa algo de alivio. Aunque la beneficiada siempre fui yo; aprendì en profundo muchas cosas de ellos, de historia, de lingüística, de lo que significaron las religiones allì a travès de los siglos, del papel que cumplieron los franciscanos. Marija me contò historias, muchas, propias y ajenas; eran historias de valentìa y de dignidad en medio de los horrores.  Y de alegrìa;  de còmo habìa sido la vida en Dalmacia en los tiempos felices. Hablaban de sus esperanzas de milenios cuando llegò Croacia independiente en 1941, y de còmo se renovò esa esperanza cuando llegò 1991.
 Marija habìa formado parte de la juventud catòlica de su tiempo, le gustaba elogiar a mi madre Mira Dugački, quien fue su representante principal mientras estuvo en Zagreb.  .
A lo largo de sus vidas Marija y Mato fueron fieles a sì mismos, a sus ideales, a la fe en Dios y tambièn a la fe de que algùn dìa habrà justicia en su querida tierra, Croacia.
Al momento de morir, Marija habìa alcanzado 98 años.

Carmen Vrljicak Verlichak
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